September 27, 2006 | Grupo de Estudios Estrategicos

Testimonio a puerta cerrada ante el Comité de Relaciones Internacionales

Testimonio a puerta cerrada ante el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

Presidente Royce, Delegado Sherman, estimados Miembros del Comité. Es para mí un privilegio y un honor presentarme hoy ante ustedes con el fin de discutir la materia “11 de Septiembre: 5 años después, cuantificando el terrorismo islamista”. Mi contribución se titula: “Proyectando el terrorismo jihadista futuro cinco años después del 11 de Septiembre”.

¿Quién es el enemigo?

La primera cuestión a tratar es la identificación del enemigo. ¿Quiénes son, y cómo identificarlos? Un error analítico cometido a este nivel provocaría que Estados Unidos y sus aliados librasen o bien la guerra equivocada, o bien [la librasen] contra el enemigo erróneo: los esfuerzos de América podrían ser desencarrilados por un enemigo que desviara nuestra atención de los objetivos reales, o que [nos] engañase a la hora de plantar cara a los activos más vitales con los que cuenta el enemigo en contra nuestra.

a)            El tema del nombre:

El enemigo que pilotó aviones de pasajeros contra las Torres Gemelas y el Pentágono, el que Estados Unidos derrotó en Tora Bora y que aún está involucrado en el triángulo sunní de Irak; y ese enemigo que aún está atacando democracias y aliados de todo el mundo tiene un nombre para sí mismo: jihadistas (al jihadiyun). Obedece una ideología con un nombre, jihadismo (al jihadiya); recluta a través de un conjunto de doctrinas muy específico, y coopera bajo estrategias fundadas ideológicamente: de ahí que Estados Unidos necesite ser específico al llamar al enemigo por su nombre real. Los líderes norteamericanos no deben ser vagos en su descripción del enemigo como Terroristas – exclusivamente o para verse arrastrados a la trampa del enemigo como presunta distorsión de “lo que jihad puede significar”. Los líderes norteamericanos pueden con seguridad utilizar un amplio abanico de descripciones, tales como islamistas, islamofascistas o terroristas islámicos, pero el gobierno norteamericano y los aliados en la Guerra contra el Terror deberían definir oficialmente al enemigo como jihadistas.

b)           Las dos ramas

Los jihadistas pertenecen a dos tipos ideológicos: salafistas, que son radicales que se desarrollaron dentro de sociedades sunníes, y los jomeinistas, que son radicales desarrollados dentro de comunidades chi'íes. Los salafistas tienen diversas ramas ideológicas y políticas: los wahabíes, la Hermandad Musulmana, la Tablighi y otros. De este “árbol” llegaron al Qaeda, Hamas, la Jihad Islámica, la Jemaa Islamiya, el Grupo Salafista de Combate, y docenas de grupos más reducidos en todo el mundo. Los jomeinistas son los clérigos radicales al control de Irán. Ellos han creado a Hezbolá en el Líbano, y a través del segundo, expandieron células por todo el mundo. La cabeza de los jihadistas salafistas es hoy al Qaeda; la cabeza del jihadismo jomeinista es el régimen iraní.

Las guerras jihadistas contra Estados Unidos que llevan al 11 de Septiembre

Es estratégicamente importante volver a examinar la historia de las campañas jihadistas contra América que conducen al 11 de Septiembre. La primera confrontación terrorista contra presencia norteamericana tuvo lugar por parte del Hezbolá de patrocinio iraní a fecha de 1983 en Beirut. La campaña de Terror jomeinista directo duró hasta 1990 antes de entrar en una segunda etapa de expansión regional y penetración estratégica, y preparativos en todo el mundo y dentro de Estados Unidos con vistas al futuro. Los jihadistas salafistas se concentraban antes de 1990 en la Unión Soviética, pero preparándose contra América y Occidente. Desde 1990, pasaron a centrarse en Estados Unidos y sus aliados, y dentro del mundo árabe.

A lo largo de los años 90, los jihadistas salafistas emprendieron el Terror en múltiples países, incluyendo Argelia, Egipto, Israel, Rusia, Cachemira, Sudán, las Filipinas y más allá. Su red internacional, al Qaeda, se concentró en Estados Unidos. Al Qaeda y sus aliados se infiltraron en las democracias y en América desde los años 90. El mayor fallo estratégico de Estados Unidos y de sus aliados fue su incapacidad para identificar o contrarrestar la penetración y las acciones jhadistas tanto nacional como internacionalmente. El Informe Final del 2004 de la Comisión del 11 de Septiembre comprendía un aspecto significativo de estos fallos históricos a lo largo de los años 90, pero pasaba por alto dos importantes: en primer lugar, el hecho de que Estados Unidos y sus aliados no identificaron la ideología del jihadismo como productor de Terroristas y Terrorismo; y en segundo lugar, el hecho de que la penetración estratégica jihadista del territorio nacional es en la práctica una amenaza para la seguridad nacional. El “11 de Septiembre” fue posible a causa de que el enemigo contaba con la pobre percepción por parte del gobierno y la pobre movilización por parte del público, y lo que es más importante, la posibilidad de que la fábrica jihadista dentro de América sea capaz de producir terrorismo futuro.

La guerra contra el jihadismo desde el 11 de Septiembre

a)      ¿Existe progreso en la lucha contra “el terrorismo islámico”?

Un progreso significativo ha tenido lugar en el conflicto con el terrorismo jihadista, tanto internacionalmente como dentro del territorio nacional de los Estados Unidos.

Internacionalmente: al Qaeda perdió el único régimen que proporcionaba un patrocinio en forma de estado a sus actividades en todo el mundo, Afganistán. No ha sido capaz hasta la fecha de hacerse con algún otro régimen. Mientras que ha reclutado cifras mayores de militantes procedentes de los ámbitos islamistas de todo el mundo, las energías anti-jihadistas también se liberaron en muchos países tales como Pakistán, Irak o el Líbano, así como en otras áreas. Muchos países dedican unas mínimas energías contra los crecientes esfuerzos jihadistas, lo que es una situación global mejor que antes del 11 de Septiembre. Existe progreso en la guerra, pero el punto de inflexión – en cualquiera de las direcciones – no ha tenido lugar aún.

Dentro de Estados Unidos: Al Qaeda perdió la capacidad de sorpresa estratégica desde el 11 de Septiembre, pero su capacidad para atacar aún no. Al crear la Estructura de Seguridad Nacional y mantener una movilización mínima del público, el gobierno norteamericano ha estado progresando en el frente nacional en comparación con la regresión previa al 11 de Septiembre.
Pero este progreso, tanto internacional como nacionalmente, depende de la capacidad de Estados Unidos y sus aliados de avanzar, más rápido y con una mutación estratégica en la nueva etapa de la Guerra contra al Qaeda, al tiempo que también se preparan para la posibilidad de un conflicto abrupto por parte de la amenaza “jomeinista”. Si Estados Unidos se detiene, vacila, o confunde su visión de sus enemigos y sus planes, todo el progreso puede invertirse para ventaja de los terroristas jihadistas.

b)           ¿Se vio debilitado el “terrorismo islámico”?

En resumen: los islamistas han sido debilitados de modos aún no comprendidos, pero pronto se darán cuenta y actuarán en consecuencia; al mismo tiempo no obstante, se han dotado de poder en Estados Unidos de modos aún no captados por completo por los americanos, pero aún pueden ser obligados a retroceder. Al introducirse por la fuerza en sus áreas de producción y expansión, la coalición liderada por Estados Unidos dio cancha para que las fuerzas contra-jihadistas ascendieran. Al Qaeda y sus aliados, y el régimen iraní y sus aliados, intuyen el peligro, pero no saben evaluar el desafío a largo plazo que van a afrontar. Desafortunadamente, la coalición internacional tampoco parece darse cuenta de que con unas cuantas iniciativas, puede invertir el avance de los jihadistas. Sin importar el número de carencias estratégicas que estén impidiendo a la coalición invertir ese avance. Si a la campaña encabezada por Estados Unidos no se le concede la oportunidad de desviar algunos de sus recursos a confrontar con éxito la Guerra de Ideas, el futuro de esta Guerra contra el Terror está en peligro. Los islamistas-jihadistas también se han infiltrado en las democracias, Estados Unidos incluido, de modos aún no comprendidos por completo entre el público y un gran segmento del gobierno. Se han visto debilitados en su capacidad clásica para infiltrarse pre-11 de Septiembre. Pero su segunda generación hace acopio de reclutamiento y por tanto del potencial para el terrorismo, hasta que tenga lugar un mayor nivel de movilización en América.

c)            ¿Existen deficiencias en la lucha contra el “terrorismo islámico”?

Sí, existen tres tipos de deficiencias:

1.            Aún se está emprendiendo una guerra de ideas contra la percepción estratégica americana del enemigo. Hay esfuerzos en marcha por nublar la visión de los americanos en general, medios y gobierno en particular, con respecto a la identidad de enemigo, sus objetivos, sus estrategias, y las estrategias necesarias para derrotarlo.
2.            Un resultado del error de percepción del enemigo es conceder a los jihadistas más tiempo y capacidad para infiltrarse aún más e ingresar en el país.
3.            Otro resultado del error de percepción del enemigo es abstenerse de dotar de poder a aliados potenciales en el Gran Oriente Medio, entidades sociales civiles en particular.

d)           Cómo ha evolucionado el jihadismo desde el 11 de Septiembre.

Dentro de Estados Unidos y sus aliados de Europa, el movimiento jihadista está encajando las presiones del contraterrorismo, analizando las medidas, y está mutando con el fin de superarlas. Ha diseñado dos etapas en su campaña bélica: una es la etapa de desarrollo. Abarca la expansión de la ideología, el reclutamiento de militantes de los ámbitos adoctrinados, y la penetración en los sistemas nacionales. La segunda etapa tiene lugar cuando se preparan y lanzan los ataques. Los sistemas norteamericanos sólo están afrontándolos en la etapa final, es decir, en sus preparativos de actividades del Terror.

e)            ¿De dónde están obteniendo apoyo?

Los jihadistas dentro de Estados Unidos están obteniendo su apoyo de la realidad de que su espacio de adoctrinamiento, reclutamiento y movilización no se encuentra bajo presiones o sanciones ilegales o públicas. Pueden operar con libertad hasta el 90% de su crecimiento estratégico bajo las actuales leyes.

f)             ¿Son los americanos negligentes al considerar la amenaza terrorista?

Desde el 11 de Septiembre, los conflictos posteriores, y los horrores del Terror en todo el mundo, el público americano está desarrollando una mayor conciencia con respecto a la amenaza del Terror jihadista. La mayor parte de los americanos, por instinto o a través de imágenes, comprende que la amenaza es real y grande. Pero el público está sometido a análisis divergentes en materia de la Guerra contra el Terror por parte de sus funcionarios, políticos, medios y académicos. Así es que todo el talento de la sociedad no es movilizado aún.

g)           ¿Qué significa el reciente conflicto Hezbolá – Israel para la lucha contra el terrorismo en general?

El detonante inicial de la Guerra de Hezbolá contra Israel en junio del 2006, al margen de las actuales consecuencias, indica que el eje Siria-Irán ha alcanzado un punto sin retorno con la comunidad internacional y ha decidido emprender una guerra de Terror más general con el fin de despistar a las presiones inmediatas: la crisis nuclear en la ONU con el régimen de Ahmedinijad y la investigación por parte de la ONU del asesinato del ex Primer Ministro Hariri con respecto a Siria. En la práctica, las preocupaciones generales de Teherán y Damasco son los experimentos de democracia en la región y a lo largo de sus fronteras, desde las elecciones afganas e iraquíes hasta la Revolución de los Cedros en el Líbano. El curso de los sucesos en el Líbano e Irak demuestra, a pesar de las resoluciones 1559 y 1701 de la ONU, que el aparato de Inteligencia-terrorista de los regímenes sirio e iraní, de Hezbolá y de las restantes organizaciones, incluyendo Hamas y la Jihad Islámica palestina, está maniobrando no solamente para actuar con el fin de confrontar a Israel, sino para renovar la Guerra de Terror en el Líbano, incrementar el conflicto del Terror en Irak, provocar acciones adicionales del Terror desde Gaza hasta el West Bank, y amenazar a países árabes moderados. Una maniobra más peligrosa en representación de este eje regional sería utilizar sus activos y redes en todo el mundo y dentro de Estados Unidos para actividades del Terror, cuando se tome la decisión en ese sentido. Pero la amenaza más peligrosa a afrontar para la seguridad americana y occidental, por no decir para la seguridad internacional, se daría en los próximos cinco años, cuando se lleven a cabo acciones simultáneamente por parte de ambas “ramas”, incluso sin coordinación directa, y utilizando eventualmente armamento no convencional.
Recomendaciones generales

Cinco años después, extrayendo a partir del camino al 11 de Septiembre y leyendo las estrategias de los jihadistas de ambas “ramas”, ofrecería las siguientes recomendaciones, algunas de las cuales he avanzado en mi libro La jihad del futuro.

A.          Estados Unidos y sus aliados tienen que expresar y ganar la batalla de identificar, definir y bautizar al enemigo. Las ramas legislativas en América y dentro de las democracias de todo el mundo deben de tener el valor político, el conocimiento apropiado y el sentido común para afrontar este desafío. El presente estado del derecho nacional e internacional no es capaz de proporcionar una base histórica para que gobiernos, medios y público se movilicen por completo contra un enemigo que reside y funciona dentro de estas sociedades.

B.           Deben diseñarse estrategias de contraterrorismo con el fin de interceptar a los jihadistas antes de involucrarse en actos de terror, e interceptar la amenaza ideológica antes de que dé lugar a los jihadistas. Al hacerlo, al público se le debe aportar el conocimiento y proporcionar la información correcta. Con un nivel superior de inteligencia nacional, la capacidad del [Departamento de] Seguridad Nacional se pondrá a la altura del creciente desafío antes de alcanzar cotas irreversibles.

C.           De otros países, podemos aprender componentes de experiencias exitosas: Jordania y Marruecos en la confrontación musulmana del fundamentalismo islamista, el Reino Unido y Australia en sus tácticas de contraterrorismo; pero también aprender de la resistencia de las sociedades civiles a las ideologías terroristas en el Gran Oriente Medio.

D.          La nación afronta el desafío de lo que se describe como una elección entre Libertades Civiles y Seguridad Nacional: esto es una elección falsa y no debería ser impuesta a la ciudadanía de América y de las democracias del mundo. Porque al educar, informar y preparar a los ciudadanos, legisladoras, jueces y funcionarios públicos con respecto a la naturaleza del enemigo, el entendimiento general de su ideología, planes y tácticas, se aunarían los diversos componentes de la seguridad nacional y la justicia americana, sin tener siquiera que debilitar las libertades. Un juez mejor informado (conocidos como Jueces de Contraterrorismo en Europa) trabajaría con mayor velocidad y facilidades con las fuerzas del orden, y la ciudadanía mejor informada no acusaría tener que elegir siquiera entre seguridad y derechos.

Desde esa perspectiva, la “monitorización” se dirigirá a los terroristas, y la ciudadanía sería excluida sistemáticamente de discriminación. La resistencia real contra el terrorismo se logrará cuando la ciudadanía forme parte del esfuerzo por aislar a los terroristas.

E.           Para “atacar la ideología que alimenta el terrorismo” mejor, Estados Unidos tiene primero que establecerlo con claridad, explicarlo, bautizarlo y denunciarlo. El Congreso de Estados Unidos, en representación del Pueblo Americano, tiene que presentar leyes que equiparen el jihadismo y a al Qaeda y Hezbolá con el racismo y el terrorismo. Una vez que el público en casa y las sociedades civiles a ultramar pueda ver la ideología del enemigo, entonces podrá aislarlo y rechazarlo al igual que es el caso del fascismo, el Nazismo y el racismo. Los jihadismos salafista y jomeinista son los pilares del jihadismo. Deben ser denunciados públicamente e ilegalizados: las ideologías militantes, que hacen que segmentos de la humanidad sean vulnerables a la violencia, el asesinato y el genocidio, no pueden ser autorizadas a reclutar dentro de las sociedades civiles.

En conclusión, Estados Unidos y sus aliados están brindando una batalla contracorriente contra un enemigo que se ha preparado para y declarado una guerra universal contra las sociedades libres y la democracia desde décadas antes de que América decidiera responder. Sin embargo, para alcanzar un punto de inflexión en la Guerra contra el Terror, tiene que ganarse la Guerra de Ideas: debe prestarse al público americano conocimiento real del enemigo y debe brindarse apoyo real a las sociedades civiles a ultramar. Así es como el terrorismo jihadista puede ser derrotado históricamente.

Finalmente, me gustaría agradecerles la oportunidad de prestar este testimonio hoy. Estoy impaciente por responder cualquier pregunta que ustedes puedan querer hacer.

El Dr. Walid Phares es un experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas. Es miembro decano de la Fundación de la Defensa de las Democracias y escribe en publicaciones especializadas como Global Affairs, Middle East Quarterly, and Journal of South Asian and Middle East Studies además de para diversos periódicos de renombre mundial y de opinar para medios como CNN, MSNBC, NBC, CBS, ABC, PBS y BBC.

 

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