July 17, 2008 | Scripps Howard News Service

La edad de la desinformación

 

A ver, ¿de qué va exactamente el asunto? ¿Cómo es que cultivar caña de azúcar en el Brasil o maíz en Iowa sube el precio del petróleo que se extrae de pozos en Arabia Saudita, Irán y Venezuela? Si tostamos el maíz y ponemos el azúcar en el café – en vez de que fabriquemos combustibles alcohólicos – ¿subirían menos los precios del petróleo?

¿Y si mezclar un poquito de etanol con gasolina ha provocado mucha de la última subida del precio del petróleo, significa eso que sustituir todo el petróleo con combustibles alternativos daría lugar a precios del petróleo aún más altos? Usando esa lógica, si todos cambiáramos de la Coca-Cola al Kool-Aid,  el precio de una botella de Coca-Cola subiría en vez de bajar. (Y si Ud. se traga este cuento, “tomarse el Kool-Aid” podría ser una descripción conveniente de lo que ha estado haciendo).

Dicen que vivimos en la edad de información pero en lo referente a la energía es más bién la edad de la desinformación, gracias en gran medida al dinero y al poder que tiene la OPEP – un cártel cuyo único interés es el cuasimonopolio del mercado del combustible para el transporte y mantener el precio del petróleo tan alto como sea posible.

Por favor, también observe el término de Khelil para describir la competencia: una “injerencia” en el mercado. Supongo que la OPEP no estará repartiendo ningún Premio Milton Friedman este año.

Quizás Kheilil cree que puede salirse con la suya echándole la culpa de la crisis global de la energía a los agricultores ya que tantos en los medios de comunicación respaldaron la anterior difamación de que la producción de etanol está provocando hambre. Por supuesto que en realidad es todo lo contrario: La subida de los precios del petróleo ha contribuido a precios más altos de los alimentos porque el petróleo se utiliza para cosechar, fertilizar, transportar cosechas y para procesar productos agrícolas.

Pero ¿dedicar tierras de cultivo para combustible no significa que queda menos tierra disponible para la producción alimentaria? No en grado significativo porque vivimos en un país donde hay tanta tierra de cultivo  que el gobierno ha estado pagando durante años a los agricultores para que no la utilizaran toda (a fin de que no se cultivara demasiado y que los precios bajaran tanto que los agricultores no pudieran obtener un sueldo decoroso). Tampoco la agronomía ha alcanzado los límites de cuánto se puede producir por acre.

Además, en otras partes del mundo – Latinoamérica y África, por ejemplo — hay grandes extensiones de terreno que se pueden cultivar (eso excluye las selvas tropicales y el habitat crítico) – si los agricultores tienen las herramientas.

Brasil proporciona un ejemplo: Durante los últimos 30 años, los agricultores brasileños han aumentado enormemente la cantidad de caña de azúcar que producen y la cantidad de combustible alcohólico que derivan. Ahora tienen la cantidad más que suficiente de azúcar en la mesa y también están por buen camino de desplazar la mitad de la demanda de gasolina del país y cambiarla por etanol – a 45 dólares el barril, según el académico George Philippidis de la Universidad Internacional de Florida. Como Ud. bien sabe, el petróleo cuesta hoy tres veces más.

Brasil ha ido de una dependencia de petróleo extranjero del 80% a la dependencia del 0%. Durante el mismo período, Estados Unidos ha ido del 30% al 60%. Además, Brasil pronto derivará el 15% de su electricidad quemando residuos de caña de azúcar.

Una regañina merecida contra el etanol: En Estados Unidos recibe subsidios estatales. Pero las investigaciones que se están haciendo gracias a estos subsidios están dando como resultado acceso a nuevas tecnologías que permitirán que en un futuro no muy lejano este combustible se haga de residuos, césped, hierba mala, algas y quizás de plantas biológicamente diseñadas específicamente con este fin – y capaces de crecer en terrenos no adecuados para el cultivo de plantas comestibles.

Y no sólo eso, ¿piensa Ud. realmente que el petróleo no está subvencionado? El ex director de la CIA James Woolsey estima que las compañías petroleras de Estados Unidos reciben impuestos preferenciales por más de 250.000 millones al año – y eso no incluye los costos militares necesarios para mantener el flujo de los suministros de petróleo en todo el mundo. Lo hacemos porque el petróleo es un bien estratégico: Las economías occidentales no pueden funcionar sin él. Esto será así hasta el día que el petróleo tenga que competir con una variedad de combustibles alternativos.

Pero ese día se tardará en llegar si dependiera de la OPEP. Y la OPEP quiere hacerlo como lo demuestra la afirmación de Chakib Khelil de que la mera idea de competir está elevando el precio del petróleo, en vez de que sea nuestra única arma que puede bajarlo. Es una mentira – una gran mentira – gorda y obvia. Pero la OPEP cree que somos lo bastante tontos para creérnoslo.

©2008  Scripps Howard News Service
©2008  Traducido por Miryam Lindberg

Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias, institución investigadora dedicada al estudio del terrorismo.