January 17, 2007 | Translation of Scripps Howard News Service

Practicando windsurf en Guantánamo

Hace 5 años este mes, se abrió una instalación americana en la bahía de Guantánamo, Cuba para hospedar a los combatientes más peligrosos capturados en la guerra global contra el islamismo militante. Para conmemorar el aniversario, se ha programado demostraciones anti Guantánamo en más de 20 países. En Washington, la semana pasada se arrestó a 80 manifestantes que se negaron a abandonar el edificio de un tribunal federal.

Pero es Amnistía Internacional la que ha salido con la forma más original de mostrar su indignación, con entusiasmo (por no decirlo muy gramaticalmente), exhortando a sus partidarios a “¡Navegue, vuele, haga windsurf con la flotilla de ‘Cierren Guantánamo’! Esta extraordinaria jornada es una oportunidad única para expresar su oposición a Guantánamo, nos ayudará a mantener la presión contra el gobierno de Estados Unidos para que cierre el campo de una vez por todas. ¡Únase a nosotros e invite a sus amigos a viajar con Ud. para hacerle frente a la injusticia!”

Para los que tienen poco tiempo para vacacionar, Amnistía sugiere: “¡Diga ‘Cierren Guantánamo’ a la cámara!¡Vote su video favorito!.. Sea que Ud. considere que deba ganar el más gracioso o el más artístico, ¡necesitamos un ganador de todas las categorías! Vote y puede ganar una bolsa sorpresa Make Some Noise (Haga algo de ruido). La votación se cierra el 31 de enero y el video ganador (su premio se está envolviendo en secreto, como Guantánamo) se anunciará poco tiempo después”.

¿Quién hubiera dicho que protestar contra la opresión americana podría ser tan divertido? Evidentemente, oponerse a atentados suicidas y decapitaciones rituales es menos divertido. No he podido encontrar ninguna denuncia sobre estas prácticas en la web de Amnistía Internacional. Tampoco parecía haber ninguna preocupación aparente por los prisioneros actualmente retenidos por organizaciones islamistas militantes tales como Hizbolá o Hamás. 

Lo que también brilla por su ausencia: Una discusión seria sobre lo que pasaría si se cerrara Guantánamo. ¿Habría que liberar a los detenidos en los campos de batalla donde los capturaron? ¿O deberíamos devolverlos a sus países de origen? ¿Qué pasaría si en sus países de origen fueran susceptibles de ser sometidos a la tortura o a que los ejecuten?

En las guerras, se mata a los combatientes, los que tienen más suerte son hechos prisioneros y detenidos, no como castigo sino para evitar que vuelvan a la batalla. Si los combatientes son soldados honorables, tienen derecho a ser considerados como prisioneros de guerra, con todos los derechos y privilegios que ese estatus conlleva. Pero los combatientes enviados a Guantánamo son los que han violado las leyes más básicas de la guerra, en especial por tener como objetivo a civiles y por esconderse entre civiles.
Sin embargo – y a pesar de implacables acusaciones de lo contrario – la evidencia indica que son tratados de forma humana, incluso indulgente. “Nunca se ha podido demostrar ni un sólo caso de tortura o de trato inhumano” nos dijo recientemente el contraalmirante Harry B. Harris Jr., comandante de Guantánamo, a mí y a un grupo de otros periodistas visitantes. “Somos el centro de detención más transparente del mundo”.

Representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja visitan a los detenidos libremente y con regularidad, al igual que los abogados, más de 900 de ellos. Se envían y se reciben miles de cartas. ¿Es esto lo que Amnistía define como “envuelto en el secretismo”?

Los detenidos pueden negarse a ser interrogados. Los que quieren responder preguntas se sientan en sillones, beben té y pueden mirar la televisión durante las sesiones. No sólo es que la tortura esté prohibida: En Guantánamo no puede haber ningún tipo de coerción y no hay confinamiento solitario.

El caso de cada uno de los detenidos se revisa y se libera a aquellos cuyo regreso a operaciones de combate se considera poco probable. Hasta la fecha, 315 de los 770 detenidos han sido enviados a casa. Se sabe que varias docenas de ellos han vuelto a la lucha contra americanos en Afganistán y otros sitios. Incluido en esas filas hay un detenido al que se le ha provisto de una pierna ortopédica y fisioterapia a fondo para ayudarlo a usarla.

Los detenidos reciben 3 comidas completas al día, comida adecuada religiosamente y bendecida por un imán. Reciben la misma atención médica y cuidado dental que los oficiales militares americanos. 

El contralmirante Harris dice que su misión es “cuidar de forma segura y humana así como custodiar” a los detenidos. Él no se hace ilusiones sobre la misión de los detenidos: Se han organizado como una célula de al Qaeda “en toda regla”. Las amenazas contra los guardias de Guantánamo es frecuente. También lo son los ataques con excrementos humanos y armas hechas con objetos de grifería como tuberías y aspas de ventilador.

A nadie le gusta Guantánamo – ni a los que se encargan de las instalaciones y ciertamente tampoco a los contribuyentes americanos que han desembolsado millones de dólares al año para mantenerlo en funcionamiento.  Pero entre las llegadas más recientes están los altos jefes de al Qaeda, Khalid Sheik Mohamed y Ramzi Binalshibh.

Semejantes asesinos en masa no deberían andar sueltos por el mundo – ni siquiera como respuesta a las flotillas de windsurf, concursos de videos y bolsas sorpresa Make Some Noise de Amnistía Internacional.

Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias.